Conceptos equivocados de hoy: «estafar»

1. «Me cobraron $300 por la compra de mi producto y a las pocas cuadras ví que lo mismo salía $100, me estafaron»
2. «Ayer me estafaron en la fiesta: me cobraron 3 veces más un agua mineral que lo que sale en cualquier kiosco»
3. «Pedí que me trajeran un producto a mi casa y no vinieron. Otra vez me estafaron!»
4. «No, es una estafa. Ese servicio gratuito funciona sólo la mitad de las veces»

Frases como éstas son muy comunes escucharlas en cualquier ámbito de la vida diaria. Pero como hemos visto con otros casos, no todo lo que se dice de forma común en nuestra sociedad es correcto…

Según la Real Academia Española, estafar cuenta con dos acepciones:

• Pedir o sacar dinero o cosas de valor con artificios y engaños, y con ánimo de no pagar.
• (En Derecho) Cometer alguno de los delitos que se caracterizan por el lucro como fin y el engaño o abuso de confianza como medio.

Teniendo en cuenta la definición «real» de la palabra, cabe destacar que para que una estafa se lleve a cabo, son necesarias dos condiciones: que se engañe (sobre el producto/servicio ofrecido) y que haya una ventaja económica (a favor del que delinque). Faltando cualquiera de las dos, la estafa no se produce.

Por ello, en los casos en los que recibimos gratuitamente un producto o servicio (ejemplo #4), la estafa no se produce por no percibir (el que nos entrega) dinero alguno por dicha entrega. Aclaro que en el caso de sorteos o promociones, la estafa sí se produce, ya que nosotros siempre abonamos algo para participar de los mismos.

En el caso de «falla en la entrega» (ejemplo #3) es simplemente eso y no una estafa. Aunque los vendedores nos mientan sobre las razones de la falta de entrega, nosotros no hemos abonado nada, por lo que la estafa no aplica al no haber ventaja económica para el que nos vende (salvo en los casos en que se deba recibir un producto/servicio prepagado).

Asimismo, si nosotros sabemos lo que sale un agua mineral (ejemplo #2) y decidimos comprarla tres veces más cara, la estafa no se produce porque tenemos conocimiento del valor en otros lugares y sabemos lo que vamos a recibir (paguemos lo que paguemos). Lo mismo ocurre si nos encontramos (sin saberlo) el mismo producto a menor valor en otro lado (ejemplo #1), porque nosotros tenemos conocimiento de lo que compramos y recibimos exactamente eso (aunque hayamos abonado de más). Sí sería estafa si recibimos un producto roto o si nos dicen «es el menor precio del mercado» (en ambos, el vendedor nos engaña).

Los dos ejemplos más comunes (el #1 y el #2) son los que más veces escucharemos como «estafa». Sin embargo, esos ejemplos tienen una definición y la misma es «usura». Recurriendo nuevamente a la Real Academia Española, usura es: «[cuarta definición] Ganancia, fruto, utilidad o aumento que se saca de algo, especialmente cuando es excesivo.»

Aunque se use «estafa» en multitud de casos en la actualidad, creo que ha quedado claro en qué casos debe aplicarse, en cuáles no y cuándo debe ser reemplazada por «usura».